A Iván, compañero del Club Ciclista Riazor.
Estos días que estamos pensando en ti, el mar ha vuelto a reclamar las playas. El mar se ha arrebatado de nuevo y nos ha recordado que es estúpido elevar banderas en su frente. Que estas camas de arena son sólo un título en precario, alfombras voladoras para talones encallecidos a través del invierno. Esta máquina nos ensordece incansablemente, nos entrega botes de plástico, trozos de madera ajada, vértebras de ballena, rara vez algún tesoro… Estos días que ha vuelto a levantarse, y en los días que han seguido como un espejismo de primavera, seguimos pensando en ti y en qué será de ti cuando despiertes y encuentres lo mucho que el mundo ha cambiado en pocas horas, sin una razón que esté a tu alcance, y en cuánto te costará volver a encontrar tu sitio. Y queremos tener la certeza de que lo hallarás porque el mar, como un viejo maestro malhumorado, nos enseña que debajo de cada playa hay un coído, como debajo de la débil carne que amamos hay una verdad de huesos, una nobleza calcárea que nos sostiene. Que en nuestro deseo, compañero, te sostiene.
Hermosas palabras.